Jotaro y sus amigos llegan a la ciudad de Asuán y no saben que son observados por los hermanos Oingo y Boingo.Uno de ellos tiene un comic que se escribe sólo y predice el futuro y que deben hacer para matarlos, el otro tiene el poder de cambiar su rostro. Sin embargo, la mala suerte persigue a ese par de patanes asesinos y sus planes(te envenenado y naranjas explosivas) acaban en su contra y son derrotados sin que Jotaro y los demás se den cuenta ni de su existencia.
El equipo prosigue su viaje sin Kakyon(les alcanzará más tarde ya que sigue herido en los ojos de los eventos del tomo anterior) y Polnareff es atacado en unas ruinas por un joven espadachín que puede cortar todo. En realidad, la espada es el stand del dios Anubis y cuando Polnareffe derrota al chico, se lleva la espada pero es atacado por el barbero que le estaba afeitando. Logran vencerle entre Jotaro y él pero Polnareff toca sin querer la hoja y es poseído. Tras un duro combate, Jotaro acaba malherido y derrota al stand de Anubis(que estaba encerrado en la espada) y con la ayuda de Iggy logran tirar la espada al río Nilo en la que se oxidará si nadie la rescata de su encierro acuático.
Tras el duro combate, siguen su viaje por Egpto. Josep toca por casualidad un enchufe en una roca y desde entonces está imantado por el peligroso stand Bathet de la asesina Mariah. Empezará a atraer toda clase de objetos metálicos y cada vez el campo magnético es más poderoso. Abdul intentará ayudarle pero acabará también "maldecido" por el stand Bathet y logran escapar por los pelos de morir aplastados por un tren. Poco después, preparan una emboscada a la asesina y logran salvarse por los pelos. Mientras tanto, Jotaro y Polnareff les están esperando para desayunar sin saber que el asesino Alessi les persigue.
Tomo bastante divertido, con dos batallas humorísticas(Oingo y Boingo y Mariah) y una más seria(Anubis) dando un respiro a tramas más serias y sangrientas. Nos quedan tres tomos para llegar al final de esta saga y no tardaremos en ver al malvado Dio en acción.
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