Año publicación: 1999
Autor:Steve Erikson
Número de páginas: 712
Argumento:
Tras guerras interminables y amargas luchas internas, el descontento se ha apoderado del Imperio de Malaz. Incluso las tropas imperiales, siempre ansiosas por derramar sangre, necesitan un respiro. Sin embargo, las pretensiones expansionistas de la emperatriz Laseen no tienen límites, más aun cuando son reforzadas por sus temibles agentes de la Garra.
El sargento Whiskeyjack y su escuadrón necesitan tiempo para llorar los muertos del último asedio, pero Darujhistan, la última de las Ciudades Libres de Genabackis, los espera; en ella ha puesto la emperatriz su mirada depredadora.
El Imperio no está solo en este juego. Las fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas, y entretanto, hasta los dioses se preparan para la batalla…
Opinión personal:
Malaz es un mundo que siempre me ha atraído pero entre la publicación errática y que eran tantos libros y uno no sabía como empezar, pues era complicado ponerse. Gracias al trabajo de las editoriales españoles por recuperar esta saga que me daba miedo empezar porque todos los lectores advierten que en el primer libro no se explica nada del nuevo mundo y se deja al lector que entre al mundo por su cuenta y riesgo.
En cuanto a Los jardines de la Luna reconozco que sí, el autor te tira a la piscina y si no sabes nadar es tu problema. Hay infinidad de conceptos nuevos, y no solo me refiero a personajes, países y situaciones políticas, tenemos distintas razas (que no me quedan muy claras como diferenciarlas), la magia va por sendas que se abren y es algo habitual en la serie, con lo que se invocan demonios, se introducen seres en sueños ajenos y se batalla con ella sin que el lector acabe de entender que diablos está pasando. Hay dos apéndices al principio y al final del libro que pueden ayudar a situarnos mejor pero en todo caso, en cuanto a la lectura de la "aventura" en sí, se entiende bien y mejora mucho en cuanto aparecen las gentes de Darujhistan, más carismáticos que los malazanos. En todo caso, quien se come la pantalla(como diríamos si fuera una película) es el tiste andii Anomander Rake, epítome de la molonidad y que casi escuchas música épica cada vez que aparece.
Una buena lectura, confusa por momentos todo hay que decirlo, y que me ha dado buenos ratos. Reconozco que no es la meganovela de fantasía que esperaba tal y como la ponen algunos reseñadores pero seguiré con la saga. Uno puede pensar que, aunque quedan puntos abiertos, la historia termina aquí así que tampoco es una novela que termine tan abierta como para dejar la saga si no os ha convencido. Pero yo quiero más Anomander.
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