Autor: Alberto Vázquez Figueroa
Número de páginas: 240
Argumento:
Una terrible palabra resuena en los oídos de Cienfuegos: "Inquisición".
En efecto, Ingrid, la mujer a quien ama y que lleva en su vientre un hijo suyo, ha sido detenida bajo la acusación de brujería, concretamente de haber hecho pactos con el demonio para que el lago Maracaibo ardiera. Sin embargo, quien ha prendido fuego a las aguas del majestuoso lago es el propio Cienfuegos, y no precisamente por ningún pacto con el Maligno sino por efecto del "mene", el agua negra que arde sin motivo..
Opinión personal:
Quinta entrega de la saga de aventuras Cienfuegos, en este caso, todo el escenario se sucede en la isla de La Española en donde será la astucia del canario y no su habitual fuerza la que le saque de un peligroso embrollo.
Vazquez Figueroa no tiene ningún reparo en mostrar a la Santa Inquisición como lo que era, una institución retrógrada que usaba falsas acusaciones para que siniestros personajes dejaran libres sus más perversas visiones. Pero no se ceba con torturas ni nada por el estilo, al contrario, el inquisidor(realmente pesquidor, que es quien debe hacer "pesquisas" para demostrar si la persona es inocente o culpable) es una persona que se toma su trabajo en serio y no la pinta como malvada. Es un fray dominico que quería evangelizar pero al que le asignan un trabajo ingrato y procura hacerlo lo mejor que puede.
La parte más divertida de la novela, sin duda, son todos los tejemanejes de Cienfuegos para poder liberar a su amada que no quiero destriparos para no disfrutar de la lectura pero incluyen matar a un animal de un solo golpe o "endemoniar" a un enemigo. Al fin, también tenemos duelo final con el archienemigo de Cienfuegos, en toda una novela que me ha recordado mucho un aire de "mosqueteros" pero que demuestra que no es tan fácil matar a alguien, por mucho que lo odies.
Otro novelón de corta extensión que merece ser leída si os gustan las aventuras y la historia. Como siempre, didáctica, entretenida y sin cortarse un pelo.
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